Desastres naturales, destrucción de la atmósfera, angustia e incertidumbre, aumento de la violencia....Toda una serie de fenómenos como estos definen nuestra época. Ante tales conocimientos, ¿guarda Dios silencio? ¿tiene algún mensaje especial para este tiempo? En esta serie de artículos nos proponemos mostrarle tres mensajes de Dios, concretos y específicos para nuestro tiuempo.
Estamos en un momento trascendental y difícil, embarcardos cruzando el rubicón del siglo XX y entrados en el siglo XXI y en el tercer milenio de la era cristiana, ya que nunca antes la humanidad tuvo que hacer frente a un camino tan falto de señalización que se bifurca en innumerables encrucijadas.
Pareciera que estamos en un laberinto - como el que, según la leyenda griega, hizo Dédalo para el rey Minos de Creta a fin de alojar al espantoso monstruo llamado minotauro- del cual nos es imposible salir.
La posmodernidad parece haber terminado con todos los esquemas y valores que nos legaron los que nos precedieron y el desconcierto y la desorientación es la brújula de muchos.
El ser humano busca algo, escruta desesperadamente el horizonte en busca de un derrotero firme, que le señale el camino que debe seguir, en esa senda que parece que conduce al fin del mundo. Hay multitud de agoreros, adivinos, astrólogos y gurúes que pretenden tener el único mensaje revelante para nuestros días. En el primer mundo ha habido un resurgimiento casi feroz de la astrología y de las así llamadas " ciencias ocultas de Oriente " que tratan de satisfacer la sed espiritual de conocimiento del hombre occidental. El ser humano actual necesita una estrella polar que le marque el norte. ¿ Dónde encontrarla ? ¿ desea usted conocerla ?
Atajos que son verdaderos vericuetos
Pupulan hoy en el mecado de las ideas toda clase de recetas y recetarios para encontrar el camino y el mensaje que nos conduzca al puerto de paz que anhelamos, y probablemente usted conoce algunos.
Como el futuro ejerce una atracción misteriosa en el ser humano, todo el mundo quiere saber qué nos traerá. Muchos se aventuran a vaticinar acerca del año 2000. Por doquier se habla del fin del mundo y desde el púlpito hasta la prensa sensacionalista nuestra sociedad está inundada con predicciones que presagian que algo extraordinario está por suceder.
Desde las famosas profecías del monje irlandés y arzobispo de Ardinac, San Malaquias ( 1095-1145) cuya Profecía de los papas atribuida a él, indicaria que nos encontramos al fin de los tiempos,- ya que algunos interpretan que faltarían uno o dos papas más antes del cumplimiento de la profecía-, pasando por las célebres " profecías" de Miguel Nostradamus ( 1503-1566) médico, astrólogo y adivino francés, que en sus famosas cuartetas presagió los años finales de nuestro siglo XX como un tiempo de destrucción universal, y hasta nuestros días, ha surgido un verdadero equipo de agoreros que pretenden tener la última palabra de lo que sucederá en nuestro planeta.
Pero la verdad es que, hasta ahora, ninguno de ellos nos merece ni fe ni confianza, porque muchas de sus predicciones se contradicen o han resultado fallidas . ¿ Adónde podemos dirigirnos para encontrar un mensaje claro, verdadero y auténtico, que nos hable con autoridad de lo que ya estamos viviendo y de lo que nos espera ? ¿Podemos saber qué futuro nos aguarda en los próximos años? Para un verdadero creyente no debería ser difícil encontrar la respuesta, pues si Dios existe, y en verdad existe, no dejará que su pueblo permanezca en la ignorancia. El profeta Amós nos asegura que " no hará cosa el Señor sin revelar su plan a sus siervos los profetas" ( Amós 3: 7 ) .Por lo tanto, un creyente auténtico debe conocer lo que Dios reveló a sus siervos los profetas acerca del futuro, que quedó registrado en las Sagradas Escrituras. Es más, en el Apocalipsis : " Revelación de Jesucristo ; se la concedió Dios para manifestar a sus siervos lo que ha de suceder pronto " ( Apocalipsis 1: 1 )