jueves, 24 de marzo de 2011

EL PODER DE LA CRUZ


“El poder de la Cruz”

Algunas personas se burlaron de Jesús cuando estaba en la cruz, diciendo: el Hijo de Dios debería poder salvarse a sí mismo. Esos hombres y mujeres pensaron que la muerte de Cristo era una evidencia de debilidad. Sin embargo, fue todo lo contrario. El poder del Señor era tan grande, que Jesús murió con todo el pecado del mundo sobre sus hombros, y resucitó tres días después. Además, cualquiera que crea en Él no tiene que pagar su pena de muerte, porque el inmenso poder de Dios hace libre a los cautivos.
Es mucho de apreciar la carta de un ex adicto referente al poder de Dios en su vida. Una noche, poco antes de que la droga lo dejara inconsciente, oyó a través de una ventana abierta una sola frase de un predicador radial: “No importa quién sea usted, Dios le ama y se preocupa por usted”. Semanas después, mientras buscaba un programa en su radio, el hombre oyó una voz familiar. Intrigado, escuchó toda la transmisión de En Contacto. Lo que sucedió, en breve, fue que entendió el mensaje, recibió a Cristo, limpió su vida y se reconcilió con su familia.
El poder de la cruz transforma las vidas. Dios utilizó una frase en medio del ofuscamiento mental producido por la droga, para preparar el corazón de un hombre. Luego, una vez que el Señor captó su atención, ¡sacó a esa persona del profundo pozo de la desesperación!
Las fuerzas humanas son insuficientes para hacernos libres del pecado. La verdad es que todos necesitamos un Salvador. Jesucristo se humilló a sí mismo para morir en nuestro lugar, lo cual no fue una demostración de debilidad. Por el contrario, llevó a cabo el sacrificio más grande que podía, y lo hizo por usted y por mí (Juan 15:13).