MONICIÓN AL EVANGELIO
Si algo tiene Dios, es paciencia.
Espera siempre, sin condiciones, sin límites. Y respeta, también.
Te ofrece un camino de salvación, o sea, de alegría, temporal y
eterna, y hay que gente que dice que le dejen en paz, “que en el
infierno no estoy tan mal”. En el fondo, es cuestión de elección. A la hora de elegir, tenemos que tener presente a nuestro Dios. Él no es como un niño, que se enfada si los demás niños no juegan como Él quiere, ni llora, ni patalea… Dios no es caprichoso, como pasa a veces con los niños. Y quizá hoy nos pide que no seamos tampoco nosotros caprichosos, que no pensemos que lo sabemos todo, que sabemos lo que tenemos que hacer, sin preguntarle a nadie (ni a Él).
¿Estamos dispuestos, en todos los acontecimientos de la vida, a escuchar a nuestro Padre bueno? ¿Confiamos en Él? ¿Nos fiamos de Dios? (Aunque eso suponga dejarlo todo, cambiar de estilo de vida, renunciar a alguna cosilla…) ¿Oramos para que se abra nuestra mente, o bien oramos para conseguir la recompensa que nos merecemos?
Seguramente, nosotros le diríamos a Dios que no somos de esos caprichosos. Pero con la mano en el corazón, ¿no le pedimos a veces que se haga “nuestra santa” voluntad? Y que se haga “ahora”. Es el momento de pensar en esto, de confiar en Él, de darle sitio en nuestra vida, a la hora de actuar.
Confiar no es fácil. Pero Dios busca lo mejor para nosotros, a pesar de todo. Aunque nos cueste verlo, y no sepamos como entenderlo.
COMENTARIO
Convertirse a las repetidas llamadas de Dios
Mi Señor Jesús, tú, cuyo amor por mí ha sido tan grande como para hacerte descender del cielo para salvarme.
Amado Señor, muéstrame mi pecado, muéstrame mi indignidad, enséñame a arrepentirme sinceramente, perdóname según tu misericordia.
Te pido, mi amado Salvador, que vuelvas a tomar posesión de mí mismo. Sólo tu gracia puede hacerlo; no puedo salvarme a mí mismo; soy incapaz de recobrar lo que he perdido. Sin ti, no puedo girarme de nuevo hacia ti, ni complacerte.
Si cuento con mis propias fuerzas, iré de mal en peor, desfalleceré completamente, me endureceré en mi indigencia.
Haré que el centro de mi vida sea yo en lugar de ser tú. En lugar de adorarte a ti adoraré a algún ídolo modelado por mí mismo, si tú no lo evitas con tu gracia, tú, mi único y verdadero Dios y Creador,¡Escúchame, oh mi querido Señor! He vivido ya bastante tiempo en ese estado fluctuante, indeciso y mediocre; quiero ser tu fiel servidor, no quiero pecar más. Sé misericordioso conmigo, haz que, por tu gracia, me sea posible llegar a ser ese que debería ser.
Amado Señor, muéstrame mi pecado, muéstrame mi indignidad, enséñame a arrepentirme sinceramente, perdóname según tu misericordia.
Te pido, mi amado Salvador, que vuelvas a tomar posesión de mí mismo. Sólo tu gracia puede hacerlo; no puedo salvarme a mí mismo; soy incapaz de recobrar lo que he perdido. Sin ti, no puedo girarme de nuevo hacia ti, ni complacerte.
Si cuento con mis propias fuerzas, iré de mal en peor, desfalleceré completamente, me endureceré en mi indigencia.
Haré que el centro de mi vida sea yo en lugar de ser tú. En lugar de adorarte a ti adoraré a algún ídolo modelado por mí mismo, si tú no lo evitas con tu gracia, tú, mi único y verdadero Dios y Creador,¡Escúchame, oh mi querido Señor! He vivido ya bastante tiempo en ese estado fluctuante, indeciso y mediocre; quiero ser tu fiel servidor, no quiero pecar más. Sé misericordioso conmigo, haz que, por tu gracia, me sea posible llegar a ser ese que debería ser.