EL SABADO
El benéfico Creador descansó el septimo día, después de los seis días de la Creación, e instruyó el sábado para todos los hombres como un monumento de la Creación.
El cuarto mandamiento de la inmutable ley de Dios requiere la observancia del séptimo día como día de reposo, culto y ministerio,
en armonia con las enseñanzas y la práctica de Jesús, el Señor del sábado.
El sábado es un día de deliciosa comunión con Dios y con nuestros hermanos . Es un símbolo de nuestra redención en Cristo, una señal de santificación, una demostración de nuestro futuro eterno en el reino de Dios.
El sábado es la señal perpetua de Dios del pacto eterno entre él y su pueblo. La gozosa observancia de este tiempo sagrado de tarde a tarde, de puesta de sol a puesta de sol, es una celebración de la obra creadora y redentora de Dios.
Jesús y los diez mandamientos
La imagen ubica a Jesús señalando a un almanaque con una ilustración de
los diez mandamientos, especificamente Jesús señala el séptimo día de
la semana en el calendario.
Muéstrame,
Señor, el camino de tus preceptos, y yo los cumpliré a la
perfección.
Instrúyeme, para que observe tu ley y la cumpla de todo corazón.
Condúceme por la senda de tus mandamientos, porque en ella tengo puesta mi alegría.
Inclina mi corazón hacia tus prescripciones y no hacia la codicia.
Aparta mi vista de las cosas vanas; vivifícame con tu palabra.
Yo deseo tus mandamientos: vivifícame por tu justicia.
Instrúyeme, para que observe tu ley y la cumpla de todo corazón.
Condúceme por la senda de tus mandamientos, porque en ella tengo puesta mi alegría.
Inclina mi corazón hacia tus prescripciones y no hacia la codicia.
Aparta mi vista de las cosas vanas; vivifícame con tu palabra.
Yo deseo tus mandamientos: vivifícame por tu justicia.
Salmo
119,33-37.40.
Sí, es verdad, el Señor nos ha concedido abundantes gracias y la luz de su Espíritu ha iluminado a muchos testigos. Estos han demostrado que todo se puede alcanzar orando, cuando sabemos obedecer con confianza y humildad al mandamiento divino del amor y adherirnos al anhelo de Cristo por la unidad de todos sus discípulos.