SENTIR LA NECESIDAD DEL ESPÍRITU Y ORAR POR ÉL.
" Si todos quisieran, todos serian llenados del Espíritu. Dondequiera la necesidad del Espíritu Santo sea un asunto en el cual se piense poco, se ve sequia espíritual, oscuridad espíritual, y muerte espíritual. Cuando quiera los asuntos menores ocupen la atención, el poder divino que se necesita para el crecimiento y la prosperidad de la iglesia, y que traería todas las demás bendiciones en su estela, falta, aunque se ofrece en infinita plenitud.
" Puesto que éste es el medio por el cual hemos de recibir poder, ¿ por qué no tener más hambre y sed del don del Espíritu ? ¿ Por qué no hablamos de él, oramos por él y predicamos respecto a él ? todo obrero deberia solicitar a Dios el bautismo del Espíritu"
" Oremos con corazón con el mayor fervor para que ahora, en el tiempo de la lluvia tardía, los aguaceros de gracia caigan sobre nosotros...
" Mientras oráis, creed, confiad en Dios. Es el tiempo de la lluvia tardía, cuando el Señor dará liberalmente de su Espíritu. Sed fervientes en la oración y velad en el Espíritu " .
" El Espíritu Santo será derramado sobre todos los que están pidiendo el pan de vida para darlo a sus vecinos "
El gran derramamiento del Espíritu de Dios que ilumina toda la tierra con su gloria, no acontecerá hasta que tengamos un pueblo iluminado, que conozca por experiencia lo que significa ser colaboradores de Dios.
Cuando nos hayamos consagrado completamente y de todo corazón al servicio de Cristo.
Dios lo reconocerá por un derramamiento sin medida de su Espíritu; pero esto no ocurrirá mientras que la mayor parte de la iglesia no colabore con Dios"
" Las convocaciones de la iglesia, tales como las reuniones generales, las asambleas de la iglesia local, y todas las oportunidades en que hay un trabajo personal por las almas, son las ocasiones señaladas por Dios para dar la lluvia temprana y tardía...
" No es una ley inmutable la de que todos los que asisten a las reuniones generales o a las reuniones locales reciban grandes provisiones del cielo.
Las circunstancias pueden parecer favorables para un rico derramamiento de la lluvia de gracia. Pero Dios mismo es el que debe de ordenar a la lluvia que caiga. Por lo tanto no debemos ser remisos en la súplica. No debemos confiar en la forma ordinaria de actuar de la Providencia.
Debemos orar que Dios abra las fuentes de las aguas de vida, y nosotros debemos recibir del agua viva. En toda reunión a que asistamos deben ascender nuestras plegarias para que en este mismo tiempo Dios imparta calor y humedad a nuestras almas"
" Mientras oráis, creed, confiad en Dios, es el tiempo de la lluvia tardía, cuando el Señor dará liberalmente de su Espíritu "