El que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna." Amado amigo, esa fuente preciosa se abrió para tí, cuando el costado del Señor Jesucristo fue traspasado y su sangre y agua fue derramada para limpieza y purificación de tu alma.
lunes, 19 de septiembre de 2011
LA FUNCION DEL ESPEJO
La función del espejo
Aquí está un espejo en el cual debemos mirarnos para mirar y descubrir cada defecto de carácter. Pero supongamos que os miráis en este espejo y veis muchos defectos en vuestro carácter, y después os vais y decis : " Yo soy justo " ¿ Seréis justos ? En vuestros propios ojos seréis justos y santos, ¿ Pero cómo será el caso en el tribunal de Dios ? Dios nos ha dado una regla y debemos cumplir con sus condiciones. Si nos atrevemos a proceder de otra manera, a hollarla bajo nuestros pies y luego nos presentamos delante de Dios y decimos : " yo soy santo, yo soy santo ", estaremos perdidos en el gran dia del ajuste de cuentas.
¿ Que sucederia si saliéramos a las calles, mancháramos nuestros vestidos con lodo, después volvieramos a casa, y contemplando nuestros vestidos sucios delante del espejo le dijéramos : " Límpiame de mi suciedad " ? ¿ Nos limpiaría de nuestra mancha ? Esto no es la función del espejo. Todo lo que puede hacer es mostrarnos que nuestros vestidos están manchados; pero no puede quitarnos las manchas.
Así también sucede con la ley de Dios, indica los defectos de carácter ; nos condena como pecadores ; pero no ofrece perdón al transgresor . No puede salvarlos de sus pecados . Pero Dios ha dispuesto algo. Dice Juan : " Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. " De modo que vamos a él y descubrimos el carácter de Jesús, y la rectitud de su carácter salva al transgresor si de nuestra parte hemos hecho todo lo que podíamos.
Y sin embargo entre tanto que salva al transgresor no suprime la ley de Dios, sino que la exalta. Exalta la ley porque ella es el detector del pecado. Y es la sangre purificadora de Cristo la que quitq nuestros pecados cuando vamos a él con el alma contrita en busca de su perdón .
Nos imparte su justicia. Pone la culpabilidad sobre sí mismo.