Las condiciones de nuestra elección
Cristo intercede por la raza perdida mediante su vida inmaculad, su obediencia y su muerte en la cruz del Calvario. Y ahora el Capitán de nuestra salvación intercede por nosotros no sólo como un solicitante, sino como un vencedor que exhibe su victoria. Su ofrenda es completa, y como nuestro intercesor ejecuta la obra que se ha impuesto a sí mismo, sosteniendo ante Dios el incensario que contiene sus propios méritos inmaculados y las oraciones, las confesiones y los agradecimientos de su pueblo. El incienso asciende aDios como un olor grato, perfumado con la fragancia desu justicia, . La ofrenda es plenamente aceptable, y el perdón cubre todas las transgresiones. Para el verdadero creyenteCristo es sin duda alguna el ministro del santuario, que oficia para él en el santuario, y que habla por los medios establecidos por Dios.
Cristo puede salvar hasta lo sumo a todos los que se acercan a él con fe. Si se lo permiten los limpiará de toda contaminación ; pero si se aferran a sus pecados no hay posibilidad de que sean salvos, pues la justicia de Cristo no cubre los pecados por los cuales no ha habido arrepentimiento. Dios ha declarado que aquellos que reciben a Cristo como a sus Redentor, aceptándolo como Aquel que quita todo pecado, recibirán el perdón de sus transgresiones. Estas son las condiciones de nuestra elección. La salvación del hombre depende de que reciba a Cristo por fe. Los queno quieren recibirlo, pierden la vida eterna porque se niegan a aprovechar el único medio proporcionado por el Padrey el Hijo para la salvación de un mundo que perece.